Retrocedemos
hasta los primeros años del siglo XX: el monte Irati navarro es un rico filón
para la explotación maderera. Para poder transportar la mercancía hasta
Navarra, se sugiere un tren de vía estrecha que conecte con Pamplona.
Una
vez planteado el proyecto, se sugiere que la línea también se pueda utilizar
para pasajeros, y que se alargue hasta Sangüesa. El ferrocarril sería de vía
estrecha (mucho más barato de fabricar), y, novedad absoluta en España, eléctrico.
En 1.911 se puso en marcha la línea, con 17 estaciones repartidas en 58
kilómetros de recorrido. Construír la línea supuso una inversión de 5 millones
de pesetas de la época.
El
ferrocarril no obtuvo la rentabilidad esperada, y las pérdidas obligaron a
clausurar el servicio en 1.955. Todas las vías y la mayor parte de la
infraestructura fue desmantelada.
Actualmente,
hay seis kilómetros reacondicionados como vía verde, y que además permiten
visitar el maravilloso paisaje de la Foz
de Lumbier.
Empezamos el viaje en uno de los extremos de la vía verde, Liédena. En la antigua estación de tren todavía se distingue la “joroba” del andén.
Hacia el Oeste parte la antigua plataforma de la vía, un camino
jalonado de postes de hormigón que en otro tiempo fueron las catenarias del Irati.
El camino es exclusivo para bicicletes, así
que volvemos a la autovia para volver a encontrar el rastro del ferrocarril más adelante, y de paso, visitar la foz de Lumbier. Poco antes de la foz, encontraremos el antiguo puente ferroviario que salvaba el río Salazar.
Para accedir a la foz, hay que aparcar obligatoriamente el vehiculo y dar un paseo...
La
foz de Lumbier es un cañón de un kilómetro de longitud, excavado por el río
Iratí durante miles de años. Sus paredes verticales llegan a medir 400 metros
de altura. Acceder hasta el interior de la foz fue tarea prácticamente
imposible hasta que el ferrocarril se abrió paso gracias a dos túneles que hay
en los extremos. Una vez desmantelada la línea, el paso se mantiene como vía
verde. Su singularidad natural, y el hecho de acoger una gran colonia de aves
rapaces, le ha valido ser declarada Reserva Natural.
Una
vez fuera del túnel, quedamos engullidos por la majestuosidad de la foz.
Decenas de buitres y alimoches sobrevuelan nuestras cabezas.
En
el otro extremo de la foz, nos encontramos el segundo túnel. Éste es más largo
y tiene un ángulo más pronunciado, por lo que durante varias decenas de metros estámos
completamente a oscuras. Una linterna será de gran ayuda.
En
la bóveda de este túnel, un “fósil” de lo más interesante: algunos fragmentos
de la catenaria del Irati.
Justo
en la salida del túnel, un pequeño sendero nos lleva hasta el “puente del
diablo”, sólo accesible si tienes un mínimo de agilidad y poca aprensión al
vértigo: esto no lo digo para hacerme el machote, tened cuidado porque el
trayecto no admite tonterías; los últimos cinco metros son especialmente
desasosegantes.
Este
puente fue construído en el siglo XVI, para facilitar el paso de los peregrinos
que se dirigían a Santiago. Fue demolido durante la guerra contra los franceses
de 1.812.
El
“premio” de llegar hasta aquí es una vista inédita de la boca de la foz.
ETA y la Guardia Civil: Los “hechos de la foz de Lumbier”
La
paz natural de la foz de Biniés se vió alterada el 25 de junio de 1.990, cuando
la Guardia Civil sorprendió a tres etarras del comando Nafarroa dentro de la foz. Como resultado del choque, se
produjo un tiroteo en el que resultó muerto un sargento de la PGC, y un etarra gravemente
herido en el rostro. A la mañana siguiente, aparecieron en el lugar los
cadáveres de dos etarras. Ambos tenían un tiro en la cabeza. Según la versión
oficial, los terroristas “se suicidaron al verse rodeados”.
El
etarra superviviente declaró que decidieron inmolarse
al creerse rodeados, y que él mismo se disparó en el rostro. Fue condenado
a 57 años de cárcel. Cumple condena en la prisión del Puerto de Santa María
(Cádiz), y próximamente podría quedar libre a causa de la derogación de la doctrina Parot.
Saludos
y buena ruta!
Siempre es un placer leerte.
ResponderEliminarSaludos Manel.
Gracias, Destrodelto! Saludos de vuelta ;-)
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